La mayoría asociamos la lavanda
con productos para lavar la ropa y suavizantes. Lo que a lo mejor no sabíamos
es que tiene propiedades desinfectantes, calmantes, antisépticas y digestivas.
Además, aporta un aroma a tu jardín que no puedes desaprovechar. Si tienes
interés por conocer los cuidados de la lavanda, continúa leyendo.
Detalles particulares del
cultivo de la lavanda
La lavanda es una planta
endémica de la zona del mediterráneo que podemos verla crecer de forma salvaje.
También se conoce como espliego y es cultivada tanto por sus propiedades
medicinales como por su valor ornamental y aromático para el jardín. En cuanto
al hábito de crecimiento, puede llegar a superar el metro de altura y produce
unas flores azuladas que superan en altura a las hojas. Ahora ya nos toca
comentar los cuidados de la lavanda.
Clima y suelo, los
primeros cuidados de la lavanda
Es típica de climas
mediterráneos, templados y cálidos. Necesita grandes dosis de luz
para su crecimiento (y en la zona del mediterráneo no nos podemos quejar).
Soporta además los inviernos fríos y las heladas, aunque dependiendo de las
temperaturas invernales que se acumulen pueden reducir el rendimiento de la
lavanda.
En cuanto al suelo,
la lavanda es una especie rústica que se adapta muy bien a cualquier estructura
de suelo. Aun así, prefiere los suelos ligeros, de arena o arcilla y con un
contenido medio en materia orgánica. El drenaje también es importante y con
ello evitaremos encharcamientos inadecuados que puedan pudrir las raíces.
Consideraciones del riego
en los cuidados de la lavanda
La lavanda es un cultivo que
soporta bien los periodos de sequía, típicos del clima mediterráneo donde, a
veces, hay meses sin que llueva. De hecho, la lavanda que crece de forma
salvaje sólo tiene la aportación de la lluvia y sobrevive. Si lo que quieres es
sacar el máximo partido de esta planta aromática y realizar los mejores
cuidados de la lavanda es conveniente aumentar esas dosis de riego. 1 riego a
la semana es suficiente para cubrir sus necesidades.
La multiplicación de la
lavanda
Hay varios tipos de formas
de conseguir multiplicar la lavanda. Vamos a comentarlas:
Multiplicación por
semillas: se suelen plantar antes en semillero y cuando germina y crece un poco
se trasplanta. Las semillas tardan entre 1 mes y 3 meses en germinar, y
necesitan buenas condiciones de humedad y temperatura (15ºC) y el riego ha de
ser frecuente. La forma de extraer las semillas de las flores es estrujándolas
o bien agitándolas sobre una mesa para verlas caer. Se suele plantar a
principio de primavera para realizar el trasplante en otoño-invierno.
Multiplicación por estacas o
esqueje: se suele hacer así por la facilidad y porque se obtienen plantas
semejantes a la madre. Al final del verano, cuando la floración acaba, se
elige una rama de 10-15 cm, de consistencia leñosa. Se realiza un buen corte,
se eliminan las hojas inferiores del tallo y se planta. Se estimular el
enraizamiento con productos para tal fin. Además cubriremos la maceta con una
botella o con una bolsa para simular un invernadero improvisado
No hay comentarios:
Publicar un comentario