miércoles, 15 de mayo de 2013

Los cuidados de la lavanda, el cultivo de aromáticas


La mayoría asociamos la lavanda con productos para lavar la ropa y suavizantes. Lo que a lo mejor no sabíamos es que tiene propiedades desinfectantes, calmantes, antisépticas y digestivas. Además, aporta un aroma a tu jardín que no puedes desaprovechar. Si tienes interés por conocer los cuidados de la lavanda, continúa leyendo.

Detalles particulares del cultivo de la lavanda
La lavanda es una planta endémica de la zona del mediterráneo que podemos verla crecer de forma salvaje. También se conoce como espliego y es cultivada tanto por sus propiedades medicinales como por su valor ornamental y aromático para el jardín. En cuanto al hábito de crecimiento, puede llegar a superar el metro de altura y produce unas flores azuladas que superan en altura a las hojas. Ahora ya nos toca comentar los cuidados de la lavanda.
Clima y suelo, los primeros cuidados de la lavanda
Es típica de climas mediterráneos, templados y cálidos. Necesita grandes dosis de luz para su crecimiento (y en la zona del mediterráneo no nos podemos quejar). Soporta además los inviernos fríos y las heladas, aunque dependiendo de las temperaturas invernales que se acumulen pueden reducir el rendimiento de la lavanda.
En cuanto al suelo, la lavanda es una especie rústica que se adapta muy bien a cualquier estructura de suelo. Aun así, prefiere los suelos ligeros, de arena o arcilla y con un contenido medio en materia orgánica. El drenaje también es importante y con ello evitaremos encharcamientos inadecuados que puedan pudrir las raíces.
Consideraciones del riego en los cuidados de la lavanda
La lavanda es un cultivo que soporta bien los periodos de sequía, típicos del clima mediterráneo donde, a veces, hay meses sin que llueva. De hecho, la lavanda que crece de forma salvaje sólo tiene la aportación de la lluvia y sobrevive. Si lo que quieres es sacar el máximo partido de esta planta aromática y realizar los mejores cuidados de la lavanda es conveniente aumentar esas dosis de riego. 1 riego a la semana es suficiente para cubrir sus necesidades.

La multiplicación de la lavanda
Hay varios tipos de formas de conseguir multiplicar la lavanda. Vamos a comentarlas:
Multiplicación por semillas: se suelen plantar antes en semillero y cuando germina y crece un poco se trasplanta. Las semillas tardan entre 1 mes y 3 meses en germinar, y necesitan buenas condiciones de humedad y temperatura (15ºC) y el riego ha de ser frecuente. La forma de extraer las semillas de las flores es estrujándolas o bien agitándolas sobre una mesa para verlas caer. Se suele plantar a principio de primavera para realizar el trasplante en otoño-invierno.
Multiplicación por estacas o esqueje: se suele hacer así por la facilidad y porque se obtienen plantas semejantes a la madre.  Al final del verano, cuando la floración acaba, se elige una rama de 10-15 cm, de consistencia leñosa. Se realiza un buen corte, se eliminan las hojas inferiores del tallo y se planta. Se estimular el enraizamiento con productos para tal fin. Además cubriremos la maceta con una botella o con una bolsa para simular un invernadero improvisado


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