jueves, 10 de mayo de 2012

Fungicidas y fortificantes ecológicos


TOMILLO ROJO (Thymus zygis)

1. Composición y características químicas
La esencia de tomillo rojo (Thymus Zigis) es muy variable en cuanto su composición, dependiendo su calidad de factores ambientales. climáticos y genéticos. Su principal principio activo es el Timol. El Timol Natural se considera un elemento muy importante en muchos preparados antisépticos. antifúngicos y antimicrobiales. Similares características presenta el Carvacrol, isómero del timol que se encuentra también en el tomillo rojo
Las feromonas naturales que contiene tienen la virtualidad de atraer insectos polinizadores, como las abejas, abejorros y mariquitas, siendo inocuo el preparado para otros insectos.

2. Modo de acción
Tiene acción preventiva y curativa en cultivos afectados especialmente por hongos y bacterias. En post-cosecha. prolonga la vida u̇til  de frutos y vegetales reduciendo la carga fungicida y bactericida a niveles mínimos para obtener productos de calidad. La actividad iónica del extracto le permite penetrar la pared celular de los microorganismos y destruirlos sin afectar a la planta en general y/o frutos.
Cultivos: flores. ornamentales. frutales. vid y hortalizas.

3. Aplicación y dosis
Partiendo de un macerado con extracto de tomillo rojo que de un 3,5% de Timol, soluciones al 0.5 litros por cada 100 de agua se consideran efectivas para una gran mayoría de hongos. La efectividad como antiséptico general es muy grande y en todo caso no requiere aplicarse soluciones de mas de unos pocos por ciento para alcanzar resultados notables.
Puede aplicarse mediante cualquier tipo de aspersión manual o automática, tanto aérea o a nivel de tierra, como también en riego por goteo. Se utiliza la dosis preventiva de 250cc por 100 litros y en invasiones a razón de 400 cc. por 100 litros de agua.

4. Recomendaciones medioambientales y fitotoxicidad
No ocasiona problemas medioambientales, no toxico para peces, abejas y aves. A las diluciones adecuadas este producto no produce fitotoxicidad, si se aplica a las
horas recomendadas.

viernes, 4 de mayo de 2012

El acolchado en agricultura


VENTAJAS DE LOS ACOLCHADOS

El acolchado es la mejor forma de proteger a los cultivos y a la tierra en la que crecen. Sus múltiples ventajas hacen de esta practica una de las mas recomendadas en la practica de la agricultura ecológica, del huertos y el jardín ecológico. Veamos por que:

  • Protege a la tierra de las intensas radiaciones solares, evitando que la perjudicial radiación ultravioleta destruya o dañe la flora bacteriana y microbiana de la tierra de cultivo
  • Aporta nutrientes a medida que se descompone.
  • Mejora la estructura del suelo
  • Evita que la tierra se reseque, manteniéndola hidratada y reduciendo considerablemente las necesidades de riego.
  • Hace innecesaria la labor de trabajar la tierra porque al estar cubierta no se apelmaza, sobre todo si no pisamos sobre el acolchado.
  • La sombra que proporciona el acolchado, no solo mantiene la humedad sino que, al mismo tiempo, evita la nacencia de hierbas competidoras de los cultivos ( las temidas e injustamente llamadas “malas hierbas”). Solo hay que controlar plantas como la grama, la corregüela o la juncia.
  • Facilita la aireación gracias a su porosidad y evita el apelmazado y la compresión de la tierra.
  • Procura sombra a la tierra y al “compost en superficie”, creando microclimas y facilitando la actividad de la flora microbiana, especialmente la de las bacterias nitrificantes o nitrogenadoras, capaces de absorber del aire y fijar en la tierra cubierta hasta 80 kilos de nitrógeno por hectárea y año.
 LIMITACIONES DE LOS ACOLCHADOS

A pesar de las innegables ventajas del acolchado, también tiene sus limitaciones y no siempre resulta beneficioso, ni es aplicable en todos los cultivos ni en todos los climas. Por ejemplo, mientras que las plantas trasplantadas son fáciles de acolchar, las semillas, cuando las sembramos, necesitan una tierra despejadas y expuesta a la luz y al calor del sol.
Pero donde resulta mas controvertido el recurrir a los acolchados es en zonas frías y húmedas donde, aunque el verano es caluroso, las primaveras suelen ser frescas y la tierra no llega a calentarse lo suficiente como para estimular el buen desarrollo y la abundante producción de frutos en las solanáceas (tomates, pimientos, berenjenas….) y en las cucurbitáceas  (melones y sandias). Para estimular el desarrollo y obtener la máxima producción de estas plantas en zonas frías y con veranos cortos, pueden resultar más convenientes dejar la tierra expuesta al calor del sol. En estos casos, una buena opción para mantener protegida la tierra, al tiempo que se calienta con mas facilidad, es cubrir la tierra (o cubrir el “compost en superficie”) con mantillo viejo, restos de estiércol muy descompuesto o los restos sobrantes de los semilleros (mezclas de compost, mantillo, turba, turba de coco……..añejos o muy descompuestos). Al ser negros u oscuros, absorberán al máximo la radiación solar (calor) y al mismo tiempo que ofrecen sombran protegen a la tierra y al compost superficial de las dañinas radiaciones ultravioletas.
Estas recomendaciones son especialmente indicadas para las solanáceas, porque las cucurbitáceas –tanto las meloneras como las matas de sandia- ellas mismas cubren rápidamente la tierra con su follaje denso en amplias hojas, protegiendo de la radiación solar la tierra y el compost.
Otra opción efectiva de acolchado, aunque menos “ecológica”, pueden ser usar mallas plásticas antihierba de las que se usan en jardinería, o rafia negra de sombreado. Es una buena opción en huertos azotados por fuertes vientos o en los que no se disponga de mantillo viejo ni de otras alternativas orgánicas de color oscuro y en donde tengamos que controlar hierbas problemáticas como la juncia o la corregüela.

jueves, 3 de mayo de 2012

Compost. ¿Que podemos compostar?


¿QUE PODEMOS COMPOSTAR?

Materiales orgánicos compostables sin problemas.

  • Plantas de huerto o jardín (restos de cosechas y flores viejas o marchitas)
  • Hierbas adventicias (a ser posible, antes de que hagan semillas).
  • Estiércol de camas de corral de animales, de cría ecológica.
  • Ramas trituradas procedentes de la poda de árboles frutales, setos, arbustos, flores arbustivas, etc.
  • Matas y matorrales procedentes de limpieza de bosques o sotobosques.
  • Plantas medicinales
  • Hojas caídas de los árboles
  • Heno y hierba segada.
  • Césped (en capas finas o previamente desecado)
  • Algas marinas ( tras un proceso de lavado del salitre)
  • Mondas del pelado de frutas y hortalizas.
  • Restos orgánicos de comida
  • Alimentos estropeados o caducados
  • Cáscara de huevo trituradas
  • Posos de café (inclusive los filtros de papel), y plantas medicinales usadas en infusión (sin el sobre).
  • Servilletas y pañuelos de papel-no impreso ni coloreado-.
  • Cortes de pelo (no teñido).
  • Lana en bruto o viejo colchones o almohadas de lana (en pequeñas capas, mezclada con otros restos).

Materiales compostables con reservas o limitaciones.


  • Pieles de naranja, de cítricos y de piña americana (solo en pequeñas cantidades o muy troceadas).
  • Productos cárnicos y restos cárnicos sobrantes de las comidas (huesos pequeños, grasa, espinas de pescado, caparazones de mariscos triturados…)
  • Patatas estropeadas, podridas, germinadas.
  • Cenizas (espolvoreadas en pequeñas cantidades o prehumedecidas).
  • Virutas de serrín de maderas no tratadas.
  • Papel y cartón ( sin impresión de tintas).
  • Trapos y restos de tejidos de fibras naturales (algodón, lana, lino……).


No añadir al compost.

  • Materiales químico-sintéticos (fibras sintéticas, materiales o fibras naturales plastificadas…..)
  • Materiales no degradables (vidrio, metales, plásticos….).
  • Restos orgánicos contaminados con sustancias toxicas y plantas tratadas con pesticidas o muy enfermas.
  • Ramas y hojas de tuya y ciprés (demasiado acidas y contienen sustancias inhibidoras).
  • Grama y otras plantas invasoras (excepto si realizamos un compostaje con elevación de temperatura).
  • Huesos grandes (no triturados).
  • Virutas y serrín de madera tratada (fungicidas, sales de cobra, arsénico, pentaclorofenol, creosotas o procedentes de aglomerados y contrachapados).
  • Aglomerados o contrachapados de madera (en trozos, virutas o serrín).
  • Cáscaras de almendras o nueces (se degradan demasiado lentamente).


NECESIDADES DE COMPOST SEGÚN PLANTAS CULTIVAS

Plantas voraces
3 a 6 Kg. por m2

Compost fresco o semidescompuesto
Acelgas, alcachofas, cardos, calabacines, calabazas, hinojo, maíz, melones, patatas, pepinos, pimientos, sandias, tomates…..

Compost madura-bien descompuesto-.
Apio, espinacas, coles, puerros.


Plantas medianamente exigentes.
1 a 3 Kg. por m2

Compost maduro- bien descompuesto-.
Chirivias, escarolas, espárragos, guisantes, judías, lechugas, perejil, remolacha roja, zanahorias

Plantas poco exigentes
No necesitan compost, o les va mal su presencia si no esta muy descompuesto (en fase de mineralización)
Ajos, berros, canónigos, cebollas, coles de Bruselas, endibias, habas, nabos, rabanitos, tupinambos.

APROVECHANDO LAS “ MALAS HIERBAS”

Las plantas dan salud y curan nuestros cultivos.

Insistimos en que en agricultura ecológica no existen ”malas hierbas” sino plantas silvestres espontáneas que, formando parte del equilibrio y la vida de una determinada tierra, se convierten sin quererlo en competidoras con nuestras plantas cultivadas.
Por tal motivo muchos agricultores procuran aprovechar las bondades de las hierbas que crecen en el huerto y en sus alrededores para mejorar la fertilidad de la tierra. Las tres vías mas comunes son:
a)     Echar toda hierba arrancada al compost
b)    Dejar crecer las hierbas y, antes de que florezcan, triturarlas e incorporarlas progresivamente a la tierra como abono verde
c)     Realizar preparados o extractos de plantas (fermentados, purines, decocciones…) que aporten minerales y sustancias estimulantes del desarrollo vegetal o fotoprotectoras que refuercen y den vitalidad a nuestras plantas cultivadas.
Las hierbas y plantas espontáneas nos ofrecen su ayuda y nos brindan infinitas posibilidades de aprovechamiento positivo. Podemos aprender a gestionar este recurso, regalo de la vida, con manuales prácticos como el libro “ Plantas para curar plantas” de Bernard Bertrand, Jeam Paúl Collaert y Eric Petiot, editado por la Fertilidad de la Tierra, en cuyas paginas se nos enseña a “reciclar” hierbas, a veces invasoras como las ortigas, los helechos, la bardana o el diente de león.