lunes, 20 de junio de 2011

Necesidades hídricas y formas de riego


El agua disuelve las sustancias nutritivas presentes en la tierra facilitando su absorción por las raíces. Además permite y estimula la proliferación de microorganismos y de las micorrizas que se encargan de asimilar estos elementos químicos "brutos" y nutrir con ellos a las plantas. No obstante, para regar el huerto podemos utilizar distintas técnicas. De ellas elegiremos la más acorde con las características del huerto (bancales, surcos, macetas...).

1. Riego por goteo: Es el mejor sistema de todos. Tiene dos posibilidades: el sistema interlínea y el de exudación. Esta forma de riego permite los mejores rendimientos con el mínimo de agua, al conseguir que cada planta tenga el grado de humedad óptimo en todo momento.

Como su nombre indica, los goteros son dispositivos que emiten el agua gota a gota. Necesitan poca presión, de 0.5 a 1 atmósfera, una cuarta parte de la presión normal de un grifo. Para disminuir la presión podemos cerrar un poco el grifo o instalar un regulador de presión.
Hay muchos tipos de goteros: integrados o pinchados en la tubería, algunos se pueden desmontar y limpiar. Emiten un caudal de 2 a 8 litros hora.
El riego por goteo suele ser breve, de 1 a 3 minutos, y frecuente, hasta 3 veces al día en pleno verano. De esta forma se consigue que la humedad se expanda horizontalmente.
Es importante tener una buena instalación, no buscar instalaciones complejas, son mas funcionales y nos darán menos problemas, las instalaciones sencillas.


2. Riego por inundación: Se trata del sistema más tradicional y consiste en hacer circular el agua por los surcos. Ofrece el balance más desfavorable en el consumo de agua por hectárea ya que aporta grandes cantidades en un día, pero pueden permanecer sedientas durante largos periodos. Para evitar la evaporación del suelo tras el riego puede hacerse un acolchado de restos vegetales, paja o plástico sobre el surco. También se pueden plantar leguminosas como el trébol que crecen junto a las plantas cultivadas y evitan la radiación directa del sol sobre la tierra.

LABORES QUE AHORRAN AGUA

Se trata de hacer una escarda en las primeras etapas de crecimiento. Con esta acción se eliminan las hierbas adventicias en su primera fase de desarrollo y se rompe la capilaridad del suelo permitiendo mantener la humedad a nivel de las raíces durante más tiempo.

DOSIFICACIÓN Y PERIODICIDAD.

Se trata de un tema importante y complejo dada la gran variedad de plantas cultivadas en un huerto y sus características específicas en cada ciclo de desarrollo. Incluso las exigencias de agua varían de una variedad a otra dentro de la misma familia. Por ejemplo los tomates de ensalada requieren más riego que las variedades para conserva mientras que los de colgar hay que regarlos muy poco si queremos que nos duren hasta el invierno. Además, la periodicidad que dejamos pasar entre riegos está ligada al clima local. La norma fija es que los riegos más frecuentes se hacen cuanto más seca, calurosa o ventosa sea la época y más irregulares en tiempos o climas húmedos y lluviosos.

La estructura y textura del suelo también influye. Así en un suelo arcilloso tendremos que tener cuidado de no excedernos ya que tiende al encharcamiento y podría asfixiar las raíces. Por el contrario, un suelo arenoso o pedregoso se drena con facilidad y los aportes de agua serán más regulares. En cualquier caso la adición de materia orgánica al suelo mejora la retención de agua.

La densidad de la plantación es importante en el sentido de que si crecen muy juntas pueden necesitar más agua por metro cuadrado de suelo. En cambio lo compensa protegiendo el suelo de los rayos solares y evitando la evaporación, que al final se traduce en una reducción en la periodicidad del riego en relación a los suelos desnudos. Por otro lado, un exceso de riego perjudica porque drena nutrientes del suelo, favorece la aparición de enfermedades criptogámicas (hongos) y fuerza a las plantas a absorber más agua de la realmente necesaria para su correcto desarrollo. Al final esto desemboca en un crecimiento precoz pero que las vuelve más vulnerables ante enfermedades y parásitos, pierden calidad nutritiva y sabor.

En general, los vegetales de hoja ancha y los jugosos suelen tener más necesidades de aportes abundantes y regulares de agua. En cambio si queremos sandías, melones o melocotones más sabrosos dosificaremos bien el agua para que la concentración de azúcares sea mayor.

Para saber si es el momento de regar nos fijaremos si a la caída de la tarde si los brotes tiernos tienden a marchitarse o doblarse. La mayoría de las hortalizas son muy sensibles al exceso de agua en su primera fase de floración, así que para facilitar el cuajado cuidaremos de no excedernos al regar. Una vez cuajados los primeros tomates, pepinos, pimientos, berenjenas, judías... y en pena producción ya no tendremos los mismos para que cierna el fruto. Ahora los riegos pueden ser más generosos.

CALIDAD DEL AGUA

La pureza y calidad del agua está íntimamente ligada a la calidad de los frutos. Las sustancias tóxicas pueden penetrar a través del sistema radicular en las hojas y frutos de las plantas. El exceso de nitratos y nitritos en el agua de riego puede provocar alteraciones en la calidad de las plantas, favorecer el ataque de pulgones, que el fruto se conserve menos tiempo, y que tenga más contenido en agua y un desequilibrio entre nutrientes.

La mineralización del agua también influye en el buen desarrollo del huerto. Las aguas duras o calcáreas con un pH superior a 8 bloquean la capacidad de absorción de nutrientes y provocan clorosis (amarillamientomineralizadas.

El riego por goteo minimiza el problema de las sales ya que se depositan en el fondo de la tierra hasta donde llega el agua. Por otro lado, el cloro también puede afectar el desarrollo de las plantas: la solución pasaría por embalsar el agua de riego en una alberca o bidón hasta que el cloro se evapore.

Además de las recomendaciones citadas, al regar tendremos en cuenta otras consideraciones:

-Regar al anochecer o al amanecer para evitar choques térmicos en verano y ahorrar agua.

-En invierno podemos regar a cualquier hora, preferiblemente a mediodía, evitando la noche por el peligro de que se hiele y dañe las plantas..

-Evitar la aspersión cuando haga viento o el calor sea extremo. En el primer caso porque la rápida evaporación enfriaría la tierra y las plantas; en el segundo porque podría producir quemaduras en las hojas debido al efecto lupa del sol atravesando las gotas. Con los sistemas de riego pro goteo nos es indiferente

-Si algún cultivo ha sufrido deshidratación, lo protegeremos del sol hasta que caiga la tarde. Entonces lo regaremos por aspersión con intervalos regulares y periódicos, esperando a que las hojas absorban el agua. Después regaremos en abundancia.

jueves, 16 de junio de 2011

miércoles, 8 de junio de 2011

viernes, 3 de junio de 2011

Manual del cultivo de la sandía


Os adjunto este vídeo que sera de gran utilidad para el cultivo de la sandía.


jueves, 2 de junio de 2011

Celebrando el cumpleaños de Manuel

Diez razones para comer verduras a diario


En una encuesta nacional sobre hábitos alimentarios en la infancia y adolescencia , en la que participaron más de 3.500 individuos de entre 2 y 24 años de edad, pone de manifiesto algo que no resulta novedoso, a pesar de su trascendencia: el consumo de frutas y verduras entre los niños y adolescentes es insuficiente.
Frutas y hortalizas frescas son alimentos que constituyen una fuente notable de variedad de vitaminas (ácido fólico, C, pro-vitamina A….), minerales (potasio, magnesio), agua, fibra y antioxidantes.
Su consumo es importante puesto que, si las incluyes en cantidades adecuadas en la dieta, estás contribuyendo a la salud de toda la familia, ya que ayudan a reducir el riesgo de enfermedades como estreñimiento, hipertensión, exceso de colesterol, e incluso de ciertos tipos de cáncer.
10 razones para comer verduras
1. Nos ayudan a mantenernos bien hidratados
. Por su alto contenido de agua facilitan la eliminación de toxinas de nuestro organismo y nos ayudan a mantenernos bien hidratados.
2. Frutas y verduras son fuente casi exclusiva de vitamina C. Por lo que se recomienda que las consumas a diario, procurando al menos que una de las frutas del día sea de las más ricas en vitamina C (cítricos, kiwi, melón, fresas, frutas tropicales…) y que una de las raciones sea una ensalada.
3. Son fuente de antioxidantes. Hablamos de colorantes, aromas y otros compuestos naturales como las vitaminas C, E y el beta-caroteno o pro-vitamina A. Aunque están presentes en cantidades muy pequeñas, influyen decisivamente en la aceptación y apetencia por estos alimentos y se sabe con certeza que nos protegen frente a ciertas enfermedades, entre ellas las degenerativas, las cardiovasculares y el cáncer.
4. Ricas en fibra. La fibra ayuda a regular nuestra función intestinal, a corregir el estreñimiento y posee efectos beneficiosos en la prevención y tratamiento de otros trastornos como hipercolesterolemia, diabetes, obesidad, etc. Si elaboras un puré y lo pasas por el chino, no olvides que la mayor parte de la fibra de las hortalizas y verduras desaparece.
5. Nos ayudan a eliminar el exceso de líquidos. Contienen poco sodio y mucho potasio, lo que fuerza a nuestro cuerpo a eliminar el exceso de líquidos junto con las sustancias de desecho por la orina.
6. Apenas tienen grasa. La cantidad de grasa que presentan la mayoría de hortalizas y frutas es inapreciable, salvo para el aguacate y las olivas (ricos en ácido oleico, como el aceite de oliva).
7. Disfrútalas en cualquier época del año. Y aprovéchate en cada momento de las propias de cada estación, ya que están en su mejor momento.
8. Frutas: una dulce golosina. Las frutas tienen un agradable sabor dulce puesto que contienen azúcares (fructosa, glucosa, sacarosa…). ¡Aprovéchalo y saboréalas al natural y sin necesidad de endulzarlas con azúcar u otros edulcorantes! Además, recuerda que constituyen un buen tentempié a cualquier hora. De hecho, puedes incluirlas para completar el desayuno, como parte del almuerzo y de la merienda, y tanto antes como después de las comidas…
9. Hortalizas y verduras: échale imaginación. No sólo puedes incluirlas en las principales comidas del día, recuerda que aportan un toque muy sabroso y jugoso a bocadillos y sándwich para tomar en cualquier momento. Pan con rodajas o pulpa de tomate, un poquito de aceite y jamón, o sándwich vegetal con atún, son algunas ideas para que tú y los tuyos os beneficiéis aún más de sus múltiples propiedades.
10. Prueba con originales recetas, lo admiten casi todo. Como mejor conservan sus propiedades tanto las frutas como las verduras es si las comes crudas. Si quieres reducir la pérdida de vitaminas, para las frutas tienes dos opciones: conservar la piel, lavándolas muy bien bajo el agua del grifo, o realizar un pelado poco profundo. Ya sea crudas y al natural, que cocidas, asadas o en brochetas, resultan deliciosas. Pero quizás quieras probar con algo más atrevido… ¿Qué tal un flan de espinacas con gambas, un plato de lomo de cerdo a la naranja con escarola, o un solomillo con pera cocida en salsa de hongos? Anímate y prueba a combinar frutas y verduras con todo tipo de alimentos puesto que lo admiten casi todo.

miércoles, 1 de junio de 2011

El cultivo del tomate ecológico


Cultivados en nuestro huerto  los tomates nos dan lo mejor de sí mismos cuando han madurado al sol en la propia planta.
Disponer de un espacio donde cultivar nuestros alimentos empieza a valorarse como un elemento que puede ofrecernos una mayor calidad de vida, auque resulta triste observar como la mayoría de horticultores, ya sean aficionados o profesionales hacen un uso indiscriminado de abonos químicos insecticidas y herbicidas para cultivar unas simples matas de tomates, cuando podría hacerse fácilmente utilizando técnicas ecológicas siempre más respetuosas con la salud y el medio ambiente.
Siguiendo estas sencillas pautas podremos obtener de manera sencilla una abundante cosecha de tomates que nos permitirá alimentar a unas 5 personas.
El semillero: el semillero se realiza en Febrero-Marzo de forma protegida, puesto que las semillas necesitan cierta temperatura para germinar y desarrollarse, para ello podemos preparar una sencilla estructura con plástico en un lugar protegido y soleado de nuestro huerto o o incluso podemos realizar el semillero en el alfeizar de una ventana bien soleada. Lo ideal es utilizar semillas de una variedad autóctona de tomate puesto que las plantas autóctonas han evolucionado con su medio durante años. Esto ha hecho que tengan capacidad para responder a cambios en el medio de forma bastante rápida y ya están acostumbradas a las adversidades típicas de la zona. Una vez las plantas tienen unos 15-20 cm podemos realizar el trasplante al terreno definitivo que se realizará en Abril – Mayo dependiendo de la climatología de la zona puesto que las plantas de tomate son sensibles a las heladas. El marco de plantación será de 50-60cm (entre plantas)x 70cm (entre filas).
También podemos utilizar plantones, es mas sencillo y no ocupa espacio en el huerto.
LABORES DE CULTIVO:
Abonado: a las tomateras les encanta el estiércol y el compost fresco que podemos obtener nosotros mismos de manera sencilla a partir de los restos orgánicos del huerto. En el caso de no tener nuestro propio compost podemos emplear humus de lombriz  que se puede adquirir en nuestra tienda de Huertos Ecológicos.
Poda: Es fundamental realizar una buena poda de las tomateras para que la planta esté bien ventilada y no tengamos problemas de hongos. La poda se debe efectuar a última hora de la mañana, cuando las plantas estén bien secas, se realiza eliminando el brote que sale en la axila de las hojas, cuando éste tiene unos pocos centímetros, si esperamos a que crezca demasiado estaremos provocando una herida demasiado grande en la planta por lo que será más sensible al ataque de hongos.
Entutorado: las plantas de tomate necesitan un soporte para crecer verticales, para ello podemos emplear estacas o cañas que sirvan de soporte a las que sujetaremos las tomateras.
Aporcado: es una técnica que consiste en arrimar tierra al tallo de las plantas, de esta manera aprovechamos la capacidad de emisión de raíces por el tallo de las tomateras lo que permitirá que la planta quede mejor anclada al suelo además de tener una mayor capacidad para nutrirse.
PLAGAS Y ENFERMEDADES: el tomate no es un cultivo especialmente sensible a las plagas, aunque sí a las enfermedades producidas por hongos. Entre las plagas y enfermedades que pueden atacarlo destacan:
-Pulgón: no es una plaga excesivamente peligrosa por los daños directos que produce sino por que es un vehículo de transmisión de virosis, si el ataque es leve puede controlarse pulverizando la planta con una infusión de ajo 2 veces por semana, si el ataque es más serio, es necesaria la pulverización con jabón de potasa
-Mildiu: es el principal problema con el que podemos encontrarnos al cultivar tomates, es una enfermedad producida por un hongo cuyos síntomas podemos observar por la aparición de manchas de color marrón-amarillo conocidas como manchas de aceite en las hojas, las cuales a demás empiezan a enrrollarse . podemos prevenir esta enfermedad mediante la pulverización semanal de las plantas de cocción de cola de caballo.
Siguiendo estas pautas podremos obtener una abundante cosecha de sanos y sabrosos tomates de cultivo ecológico que nos permitirá tomar tomates frescos durante el verano e incluso abastecernos de una sabrosa conserva de tomate con aquellos que no podamos consumir en fresco.