martes, 3 de abril de 2012

Huertos como terapia y para cultivar la amistad


Muchas personas saborean ya los frutos del trabajo realizado en los terrenos de la Finca Huertos Ecológicos Alcorcón. Los usuarios destacan el sentimiento de hermandad y colaboración que han forjado entre  todos.
Un huerto es un lugar en el que habitualmente se cultivan productos destinados al consumo, pero no siempre es así. Ese pequeño espacio de tierra también sirve para conocer gente, hablar largo y tendido durante horas e, incluso, como terapia. Los usuarios de los Huertos Ecológicos Alcorcón han descubierto los múltiples placeres que se obtienen de un lugar destinado para el trabajo y el ocio.
El uso de los huertos como terapia es algo bastante novedoso, pero su fama crece cada día, ya que no requiere medicamentos y ayuda a superar depresiones o el estrés.
El cariño que han desarrollado alguno de los asociados por sus huertos traspasa cualquier límite, hasta el punto que algunos aseguran que prefieren que "esté bonito" a "llevarme lo que cultivo". "Me gusta más venir a trabajar en el huerto que ir a la playa. Es un trabajo duro, pero verlo bonito es lo que más me gusta", comentan.
Los propietarios de los huertos plantan toda clase de productos en ellos, desde patatas hasta calabacines o tomates. Cultivar estos alimentos, habituales en la mesa a la hora de comer, supone cierto ahorro en la bolsa de la compra, y estos entregados labradores lo agradecen, y más en plena crisis económica. "No sé el ahorro que supone en la compra, pero sí que se nota que el gasto es menor. Una cifra concreta no sabría decirla, pero sí puedo asegurar que hace más de una año que no compro cebollas o ajos", aseguran orgullosos algunos de nuestros asociados.
Esta idea la confirma Mario Rodríguez, coordinador de los huertos, que afirma que trabajar los productos en la huerta "ayuda a ahorrar". "No sé si todos los que tienen un huerto lo tienen por necesidad, pero estoy seguro de que ayuda mucho, sobre todo a la gente mayor, porque las pensiones son pequeñas y cualquier ahorro económico, por pequeño que sea, se agradece", indica.
Los propietarios de los huertos destacan que su trabajo diario en los cultivos les ayuda a mejorar la calidad de vida. "Comemos mejor. Todo lo que se cultiva es natural, no empleamos productos químicos".
Gran familia 
Pese a todo, el ahorro económico que supone cultivar productos en la huerta no es lo más destacable para estos agricultores urbanos, ya que no dudan en asegurar que el "espíritu de hermandad" que se respira en el ambiente es lo más importante. "Somos una gran familia. Todos nos conocemos y nos ayudamos en lo que podemos. Estamos muy unidos".
El sentimiento de unión que se ha creado entre los asociados de los huertos les ha llevado a realizar comidas habituales con los propios productos de la huerta. "Ya nos reunimos un par de veces para comer lo que cada uno cultiva. Lo mejor de todo es que nos reunimos al aire libre, al lado de los huertos, y pasamos un día muy agradable y divertido. Cada uno cuenta sus vivencias, historias, comparte conocimientos... la unión que hay es increíble".
Los descansos que realizan entre tarea y tarea los emplean como si fuera el almuerzo del trabajo "Nos sentamos todos juntos y hablamos de los cultivos, bueno, de todo en general. Una de las cosas que más hacemos es intercambiar recetas o ideas para cocinar los productos que plantamos".
Extensa lista de espera
El impacto que ha creado este proyecto y la posibilidad de tener un huerto ha sido muy considerable y las listas de espera para acceder a uno son largas.


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