Para comenzar con buen
pie un huerto ecológico,
lo primero es acercarnos al
“mundo de las semillas” y conocer cuál es su importancia. Hay que pensar que la semilla es el kit de instrucciones para el desarrollo de la planta, y por lo
tanto el éxito de la germinación, crecimiento, cosecha y futuras semillas
que obtengamos dependerán en gran medida del estado de la simiente o semilla.
Muchas veces nos
equivocaremos y creeremos que
nuestro error se debía a un
mal riego, insolación,
plagas, falta de nutrientes…, y en realidad muchas veces podrá deberse a una
mala semilla.
En resumen, la calidad de
la semilla es fundamental, debemos comprobar varios aspectos para evitar una
mala semilla:
1. Inmadurez en la recogida de semillas
(existe una madurez fisiológica y morfológica)
2. Carencias nutritivas durante el
crecimiento de la planta
3. Semilla envejecida
4. Daños físicos en manipulación o
conservación
5. Plagas y enfermedades de la planta
6. Cuestión genética
de la especie (tamaño,
sabor, color, precocidad, resistencia a
plagas…)
Para profundizar y conocer
al detalle el mundo de las semillas, uno de los puntos mas importantes es:
¿QUÉ SEMILLAS USAR Y DÓNDE ENCONTRARLAS?
Normalmente cuando hacemos
nuestro primer huerto, solemos comprar algún sobre de semillas convencionales
para probar. Para iniciarnos en la horticultura esta bien,
pero en el futuro, es
recomendable comenzar a utilizar variedades locales o rurales de la zona, que
se adaptan mejor al clima y suelo de la zona, y por lo tanto nos darán mayor
garantía de éxito en nuestro huerto.
Además estaremos contribuyendo a
conservar y mantener la
biodiversidad de la
agricultura, que falta le hace.
Importante, a ver de donde
son esas semillas…:
1. Las semillas obtenidas de verduras del
mercado corren el riesgo de no haber madurado lo suficiente en el fruto o ser
una semilla de una variedad comercial híbrida F1.
2. Algunas semillas de
sobres comerciales están tratadas
con productos químicos, podemos asegurarnos porque muchas presentan un polvo de
coloraciones muy llamativo: rosa, gris, azul brillante.
3. La compra de semillas ecológicas y el intercambio con otros hortelanos y
agricultores nos garantizan excelentes semillas para nuestro huerto urbano.
4. Semillas mal
conservadas o viejas: olores a humedad, ausencia
de embrión, fáciles de romper (indicador de que están demasiado secas)
En las tiendas
convencionales:
herbolarios, grandes superficies, tiendas de jardinería… se encuentran sobres de semillas comerciales, que como ya
hemos dichos, pueden ser híbridas F1 o tratadas con algún producto químico,
aditivo.... Son muy productivas, pero el inconveniente que presentan es que hay que comprar
todos los años, en contra de las
semillas tradicionales o ecológicas que además suelen
ofrecernos variedades muy diversas, intensos y nuevos sabores, y la posibilidad
de crear nuestras variedades
de hortalizas. Sin contar que con este tipo de semillas favorecemos
la diversidad biológica de nuestra agricultura, que esta en horas bajas.
Para poder adquirir estas
semillas rurales o ecológicas, os damos algunos datos donde podréis encontrarlas:
• Instituciones oficiales:
encargadas de conservar variedades
locales, regionales y
nacionales de variedades
tradicionales.
• Asociaciones y redes de intercambio:
en Andalucía, País Vasco,
Madrid y Cataluña principalmente.
• Centros de Educación Ambiental de tu
región
• Venta por Internet
Nuestras propias semillas
Si estamos interesados en
la idea de intercambiar semillas
con otros horticultores y queremos crear
nuestras propias variedades de
tomates, lechugas, melones…. A continuación os contamos algunos consejos breves
para obtener vuestro propio banco de semillas.
Lo primero es tener
semillas rural o ecológica. Una vez cultivada hay que observar bien la planta de la que vamos a
recolectar semilla, ya que en función de sus características (tipo de flor, polinización y tipo de fruto), nuestro diseño de
huerto o la época de cosecha se pueden prever posibles cruces de
variedades o pérdidas de
semilla. De forma resumida,
estos son los conceptos más importantes para
conocer el tipo de semilla de cada hortaliza:
Tipos de floración:
• Floración dilatada: son hortalizas que
van produciendo flores durantes varios meses.
Ejemplos: calabacín,
calabaza, melón, tomate.
• Floración adelantada: otras hortalizas
florecen en gran número en breves periodos de tiempo. Es el ejemplo de la
lechuga, que pueden embolsarse para evitar cruzamientos
de forma preventiva.
• Vernalización: por último es importante
conocer si la hortaliza florece cada dos años (planta bianual), es decir, hay
plantas que florecen tras pasar su primer invierno. Es el caso de las
zanahorias y cebollas por ejemplo.
Polinización:
Podemos dividir a las
plantas en dos tipos en función de cómo se polinice la flor que nos dará el
fruto con las esperadas semillas:
• Autógamas: en la misma flor está el
polen y el óvulo. Son flores que se autopolinizan: habas, tomates, berenjena,
pimiento…
• Alógamas: la flor requiere del polen de
otra para polinizarse, por lo tanto este tipo de hortalizas se cruzan
fácilmente con otras de su misma familia. Son las hortalizas que tienen mayor
posibilidad de cruzamiento, para evitar cruces podemos rediseñar el huerto y
tomar las siguientes precauciones:
1. Distancias de precaución para evitar
cruzamientos.
2. Evitar plantar variedades distintas de
la misma hortaliza.
3. Separar el cultivo en el tiempo (una
siembra precoz de una y otra tardía de la otra)
Tipo de fruto:
• Fruto en el extremo: entutorar
para evitar que se pudra en el suelo, el fruto que hayamos
seleccionado para semilla.
• Fruto desgranado: es el caso de la
lechuga, que deja caer la semillas fácilmente, por lo que debe recolectarse
rápidamente o embolsarse.
Importante: la maduración
varía con las condiciones
ambientales, así suele adelantarse en verano con las
temperaturas altas y humedad baja) y retrasarse en las variedades de otoño con
la humedad alta y temperatura baja.
Extracción de la semilla:
• Fruto seco: se recogen y extraen las
semillas manualmente o golpeándolas (cuidado si son muy grandes
pueden dañarse). Estas semillas deben recogerse rápido una vez estén maduras, ya
que les influyen más las condiciones ambientales ya que no están protegidas del
exterior. Ejemplo: leguminosas, albahaca,
acelga, espinaca, girasol,
lechugas…
• Fruto carnoso: la semilla está rodeada
por una envuelta carnosa que la protege. En este caso, las semillas se pueden extraer del fruto madura, quitando
la carne y
dejando secar las
semillas, o esperar su secado en la planta.
• Fermentación: en el caso del tomate y el pepino, se extrae la pulpa y se deja fermentar en un vaso. Cuando se forme un hongo blanco
en la superficie, se cuela y se deja secar la semilla. Con ello se consigue
eliminar microorganismos patógenos y el cubrimiento gelatinoso, facilitando su
germinación.
Una vez seleccionados
los frutos y
obtenidas nuestras semillas, debemos
conservarlas adecuadamente
para asegurarnos que guardarán
su poder germinativo. Lo fundamental para almacenarlas en características
óptimas, es lo pensar en los parámetros
de germinación:
humedad, luz, oxígeno y
calor, y conseguir justo lo contrario: baja humedad, baja
temperatura que a su vez reduce el oxígeno y nada de luz. Esto lo conseguimos
secando bien las semillas e introduciéndolas en sobres o botes de cristal bien cerrados, y que estarán
almacenados si es posible en nuestra propia nevera o en caso contrario
en un lugar oscuro y fresco.
Una buena idea es utilizar
arroz o bolsitas de sílice de electrodomésticos que nos aseguren que la humedad
no entra en nuestro envase.
Y vaya si es importante la elección de una buena semilla...
ResponderEliminarMu chulo y bien resumio!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarAna.