Cardo
es el nombre común de varias plantas de la familia de las Asteráceas o
Compuestas, con más de un millar de géneros y más de 20.000 especies de las que
muy pocas son cultivadas. Esta familia, cuyo nombre actual deriva del griego
Aster (estrella), se caracteriza porque sus flores se forman por la fusión de
cientos e incluso miles de flores diminutas, como es el caso del girasol, y
tienen hojas y ramas espinosas. La familia incluye hortalizas de diversas
especies: de hoja (achicoria, lechuga, endibia, escarola), de flor (alcachofa)
o de tallo (cardo). Una característica común en muchas de estas plantas es que
sus tejidos contienen abundante látex.
ORIGEN
Y VARIEDADES
En general, las hortalizas
de esta familia son originarias de regiones templadas. Por tanto, su
crecimiento y desarrollo están adaptados a zonas de temperaturas moderadas.
Esta planta crece de forma espontánea en los países de Europa mediterránea y
del norte de África, donde se viene utilizando desde tiempos muy antiguos.
En
la actualidad, el cultivo de cardo está muy extendido en Europa. Los
principales países productores son Italia, Francia y España. En España, la
producción de cardo se extiende por la mayoría de las regiones donde se cultiva
la alcachofa, es decir, Navarra, Zaragoza, La Rioja, Cataluña y Comunidad
Valenciana.
Muchos autores emparentan al cardo con la alcachofa, de la que lo
consideran subespecie. Su nombre latino "cynara" deriva del griego
"kinara", con el que los antiguos denominaban a las plantas
espinosas. En la literatura de la antigua Roma aparecen numerosas citas
referentes al cardo y Plinio lo menciona como una verdura de lujo en aquella
época.
En la Edad Media, el cultivo del cardo estaba muy extendido en Europa.
Parece que el cardo fue introducido en Argentina de la mano de los
conquistadores, donde se adaptó y creció con rapidez en las grandes
plantaciones de la Pampa. Hoy día se cultiva en huertas (terrenos fértiles) de
los países de Sudamérica.
SU
MEJOR ÉPOCA
La presencia del cardo en
los mercados se mantiene durante los meses de invierno y principios de
primavera, y noviembre es el mes en que comienza su venta.
CARACTERÍSTICAS
Forma: la parte de consumo son las
pencas o peciolos, una porción de la nervadura central de las hojas y los
tallos tiernos. Las pencas son huecas, estriadas y alargadas y terminan en unas
grandes hojas verdosas, más pequeñas y blanquecinas en el interior. Tiene
numerosas espinas a lo largo del tallo que dificultan su limpieza.
Tamaño: el cardo adquiere un gran tamaño y puede
alcanzar los 2 metros de altura.
Color:
las pencas de los cardos silvestres
desarrollan un color verde más o menos oscuro. Si proceden de cultivo, se
blanquean durante las etapas finales de crecimiento. Para ello se cubre la
planta de modo que sólo las hojas reciban luz. Las pencas son de color verde
claro con tonalidades rojizas o casi blancas.
Sabor: las pencas blanqueadas son crujientes, tiernas y
presentan un sabor delicado, dulce y con reminiscencias amargas. El blanqueado,
además de eliminar el color verde, también reduce notablemente el sabor amargo.
CÓMO
ELEGIRLO Y CONSERVARLO
Una apariencia
lustrosa, con las pencas firmes, rígidas y las hojas verdes, frescas o
levemente marchitas, garantiza la elección de un buen cardo. Se han de
descartar los ejemplares blandos y con manchas y puntos secos.
El cardo se
conserva bien durante una o dos semanas si se guarda en el frigorífico envuelto
en plástico perforado. También se puede almacenar enterrado en arena en un
lugar fresco.
PROPIEDADES
NUTRITIVAS
El cardo se asemeja en la
composición nutritiva a la alcachofa. De su análisis bromatológico se desprende
un modesto contenido en hidratos de carbono, constituidos en su mayor parte por
inulina, un tipo de fibra soluble, además de un aporte poco significativo de
proteínas y grasas.
En general, los elementos nutritivos del cardo no son muy
significativos debido sobre todo a la elevada cantidad de agua que
contiene.
Respecto a las sales minerales, el cardo sobresale frente a otras
verduras por su abundancia en calcio y hierro. Sin embargo, estos minerales, a
pesar de su abundancia no se asimilan tanto porque la fibra de la verdura
interfiere en la absorción a nivel intestinal. Por ello, las cantidades de
estos minerales aportadas por cualquier vegetal no son comparables con las
suministradas por los alimentos de origen animal (lácteos, carnes o pescados).
Su contenido vitamínico es variado, y es la vitamina C la que destaca sobre el
resto, aunque en cantidades muy pequeñas si se compara con la mayoría de
verduras.
No obstante, al cardo se le reconocen sus propiedades coleréticas,
hepatoprotectoras y diuréticas, entre otras, debido a su contenido en cinarina
e inulina, sustancias que también se encuentran en la alcachofa, verdura de su
mismo género.
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