“El problema de la agricultura actual, es que no
es un sistema orientado a la producción de comida, si no a la producción de
dinero” Bill Mollison
Vivimos en sociedades de consumo, que basan su
economía en la venta de productos o servicios. Somos consumidores y olvidamos
el poder que las decisiones de compra tienen. Para defendernos de
multinacionales que poseen más capital que muchos países la acción es sencilla,
boicotear sus productos, buscar alternativas, ser conscientes de qué
consumimos, cómo se produce, qué nos aporta.
Esta sociedad de las prisas, caldo de cultivo
para vendernos alimentos preparados, económicos, listos en poco tiempo, a los
que se les añaden vitaminas, minerales…, deja de lado la salud, comer no es
sinónimo de nutrirse. Cientos de aditivos se incorporan en nuestro plato diario
introduciendo ingredientes perjudiciales que acaban enfermando al consumidor.
La mayoría no se interesa por saber qué come, qué
bebe, ni las consecuencias en el organismo de todas las sustancias que
ingerimos.
Una revolución implica un cambio, y el cambio
cuando hablamos de consumo, puede ser el autoconsumo, el optar por comprar los
productos a quien los genera eliminando intermediarios, es informarnos de qué estamos
tomando y sus consecuencias. Hay estudios que indican que muchas enfermedades
surgen de la ingesta de alimentos y aditivos no naturales, e incluso de los
envases que los contienen. Si sumamos una actitud emocional negativa, tomamos
alimentos manipulados, nos atracamos de conservantes, colorantes …, y cientos
de elementos perjudiciales para el organismo, nos estamos provocando nosotros
mismos la enfermedad.
Preparar tus alimentos lleva un tiempo, pero bien
organizado puede ser parte de tu ocio. Si haces pan, no es necesario hacerlo
todos los días, el pan casero dura una semana, nada tiene que ver con el que
suele estar a la venta, y resulta un alimento nutritivo. Hacer conservas cuando
hay verduras o frutas de temporada, aligerará las facturas, y te proporcionará
alimentos de calidad, que no tienen que ver con los productos caros y faltos de
nutrientes que venden fuera de sus ciclos. Merece la pena dedicarle unas horas
y que durante meses tengas tus frascos o congelados listos para ser utilizados.
Igual que con los alimentos puedes preparar otros
productos como jabón, gel, champú, cremas, dentífrico, colutorio; limpiadores
de la casa. Algunas recetas son simples y solo necesitan unos minutos. Además
del precio sabrás que están libres de sustancias perjudiciales evitando ir
acumulando químicos en nuestro organismo.
Las grandes compañías, multinacionales que poseen
diferentes empresas, son las que sacan beneficio económico de la venta de los
perjudiciales alimentos. El dinero se antepone a la salud. Los organismos
oficiales que deberían velar por ella, sucumben a las presiones de grupos,
lobbies que consiguen que se legisle a su favor en contra de la ciudadanía. Sus
políticas propias de psicópatas, traen consecuencias nefastas a productores, consumidores
y medio ambiente. Se sacan al mercado productos que son avalados
por estudios que ellos mismos hacen, y que la laxitud institucional permite que
estén en el mercado sin tener una investigación objetiva. Hay medicamentos que
al cabo de años de ser comercializados han sido retirados por los nocivos
resultados. Se están encontrando metales en algunos pacientes con enfermedades
como cáncer, parkinson.., esos metales se acumulan diariamente muchas veces no
por el alimento ingerido, sino por el envase que lo contiene.
La revolución, es el método para
conseguir que se anteponga la salud de productores y consumidores. España es el
país de la UE que en contra del criterio del resto, ha dado vía libre a la
producción de productos agrícolas transgénicos. Dejar que multinacionales
monopolicen y patenten variedades vegetales es catastrófico. Los fertilizantes
y pesticidas que utilizan van muchas veces en la propia savia. Químicos que se
han empleado para exfoliar selvas y matar personas son la base de estos.
Empresas como Monsanto que posee agroquímicas y farmacéuticas hace el negocio
perfecto, primero te provocan enfermedad, y luego te venden el medicamento
intentando que sea de por vida, el premio Nobel de Medicina, Richard J.
Roberts afirmaba: “Las farmacéuticas bloquean las medicinas que curan porque no
son rentables impidiendo su distribución”. “Casi todos los políticos -y
sé de lo que hablo- dependen descaradamente de esas multinacionales
farmacéuticas que financian sus campañas”. Un consejero delegado de
Bayer (que además de fármacos produce agroquímicos) en medio de una
discusión dijo: “No creamos fármacos para indios, sino para los que pueden
pagarlo”.
La enfermedad se ha convertido en un gran negocio
y no hay escrúpulos a la hora de que nos enfermen los que nos venden los
medicamentos.
Rebélate, busca tu grupo de consumo más cercano,
consumirás alimento sano sin químicos perjudiciales, fomentarás la agricultura
ecológica y la obtención de materiales de primera calidad, conseguirás que
algunas personas que han optado por métodos tradicionales puedan vivir de
ello y a su vez colaborar en la defensa del medio ambiente. Todos ganamos.
Productor, consumidor y entorno. Si nos dejamos engañar por las campañas
publicitarias de esas monstruosas empresas solo se beneficiarán ellas a costa
de nuestro perjuicio.
Tu cesta de la compra es tu
arma.
Esther Quiñones
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