domingo, 15 de enero de 2012

LA VIDA EN PELIGRO El sistema es completamente insostenible

Fukushima

La globalización económica empezó mucho antes de que, hace unas décadas, uno de los presidentes de Coca-Cola pronunciara aquella legendaria frase...: “Algún día, todos los ciudadanos del mundo consumirán Coca-Cola”. La globalización empezó antes, incluso, de que Cristobal Colón apretara el gatillo del disparo de salida de un proceso colonizador cuyo fin último era/es someter y/o aniquilar a todos los pueblos originarios de América y, por ende, del mundo. Verdaderamente, la mundialización de la economía comenzó el día, muy lejano ya, en que el hombre (el hombre “tecnológico” occidental u oriental) decidió romper el vínculo que le unía a su entorno y a sus hermanos (los humanos, los animales, los vegetales, el cosmos...), adquiriendo miedos innecesarios y perdiendo su libertad original. Olvidó su ser espiritual y cedió el trono al pragmatismo y a lo material, dando a luz un sistema económico y social en que el etnocentrismo, el egoísmo, la competitividad, el afán de lucro y la expoliación de los recursos naturales, humanos y culturales serían el pilar de su civilización. Ese modelo que ha concentrado el poder económico, legislativo, militar, tecnológico, alimentario, sanitario y cultural... es un modelo devastador para la Madre Tierra y para el hombre. Su lógica es una lógica brutal que está poniendo en jaque a las generaciones futuras, haciendo realidad la Hipótesis Gaia (la Tierra, que es un ser en sí mismo, provocará la destrucción para regenerarse y desprenderse de los elementos nocivos). Veamos, con este decálogo, sin duda inspirado en el libro En ausencia de lo sagrado, de Jerry Mander, cómo es la esencia del funcionamiento verdadero del neoliberalismo transnacional poniendo ejemplos emblemáticos, dando datos contrastados y señalando a los culpables de tanto mal sin olvidar que, cuanto más grande es la fiera, más vulnerable se hace. Aunque su insostenibilidad está poniendo, vaya que sí, a la vida en peligro.
1. GANAR LO MÁXIMO
El neoliberalismo transnacional supone el éxtasis del capitalismo. Hay que obtener todos los beneficios, acumular, poseer... Se trata de ganar lo máximo e invertir lo mínimo. Eso es lo prioritario. Beneficio es igual a la diferencia entre la cantidad pagada al empleado y el valor económico del rendimiento más el valor de las materias primas. Los derechos humanos, la Madre Tierra, la salud ciudadana, los estatutos laborales, la soberanía nacional de los estados... son cuestiones muy, muy secundarias. ¿Quieren ejemplos? Los 225 habitantes más ricos del mundo tienen una riqueza combinada superior a un billón de dólares, igual al ingreso anual del 47% más pobre de la población mundial (2.500 millones de seres)1. Mientras, 800 millones de personas sufren desnutrición crónica. 500 millones de mujeres del mundo viven en la pobreza extrema. 11 millones de niños mueren al año por desnutrición. 1.300 millones de personas tienen menos de un dólar al día para vivir2. La mayoría de los recursos alimentarios, sanitarios, energéticos y medioambientales son consumidos sólo por una pequeña parte de la población mundial.
2. ¿CRECIMIENTO ILIMITADO?
La supervivencia de las grandes corporaciones transnacionales está relacionada con el crecimiento ilimitado. Ello conlleva la creencia de que los recursos naturales y humanos son infinitos y, por tanto, supone una explotación bestial del medio y del hombre hasta la muerte. Los daños al entorno nunca se contemplan. Ejemplo: a pesar del desastre que se avecina con el cambio climático, cuyas consecuencias serán irreversibles, la cumbre de La Haya y otros encuentros posteriores evidenciaron, una vez más, que los estados no pintan nada en las reglas del juego mundial. Cualquier freno a ciertas actividades empresariales, ya por razones humanitarias, ya por razones medioambientales (que son una misma cosa, no lo olvidemos), representa un ataque a las empresas, siempre dispuestas a neutralizar a la opinión pública y a los sectores críticos. Las corporaciones transnacionales son las que diseñan las bases de la política internacional. El Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio son sus mejores aliados. Los recursos de la mayoría se agotan rápidamente mientras el volumen de negocios de General Motors es superior al PIB de Dinamarca; el de Exxon-Mobil supera el PIB de Austria; cada una de las cien principales empresas globales vende más de lo que exporta cada uno de los 120 países más pobres. Estas firmas controlan el 73% del comercio mundial3 y 4
3. COMPITE Y AGREDE
El hombre occidental (aprovechando las teorías de “iluminados”, como Darwin) ha instaurado en el mundo contemporáneo una idea absolutamente falsa, pero terrible: las diferentes especies de los ecosistemas se encuentran en perpetua lucha y, por tanto, la selección natural elige a los mejores. Se trata, en efecto, de justificar un sistema económico en el que la competencia, la agresión, el egoísmo y la lucha entre hermanos son el pan nuestro de cada día. El triunfo de los más inteligentes y/o fuertes y la miseria de la mayoría son, pues, según esa teoría, un reflejo de lo natural y, por tanto, una consecuencia dolorosa, pero admisible (más o menos, la misma historia de Malthus). Esta idea, carente de realidad científica, supone dar la espalda a la realidad ecológica, un macrocosmos en el que todos formamos parte de Gaia. Consideremos una familia humana. Es una realidad mutualista entre sus miembros. Si la cooperación es sustituida por la competición, la familia se desestructura y se desintegra. Lo mismo ocurre con un ecosistema5. Otro ejemplo: las abejas extraen el néctar de las flores y, a la vez, las polinizan, asegurándose nuevas partidas de alimento y la supervivencia de su especie y de las demás. El neoliberalismo no sólo provoca la agresión y la competencia entre empresas y pueblos diversos, sino entre los directivos y obreros de una misma corporación y, a la vez, entre los managers y los obreros (entre sí) de la misma firma. La bondad, la solidaridad y la misericordia son como apéndices a abortar, ya que no son útiles en la ley de la jungla. El clímax de esta historia son las armas que Occidente vende al Tercer Mundo. Según el AKUF, grupo de estudio de la Universidad de Hamburgo, el número de guerras en el mundo llegó a 35 en 1999, siguiendo una tendencia al alza iniciada en 19976. La inmensa mayoría de esas guerras se practican con armas fabricadas por Occidente y sus satélites orientales.
4. AMORALIDAD ABERRANTE
Lo único que importa es el beneficio. Las consideraciones morales o éticas no se tienen en cuenta. El ateísmo pragmático que ha arraigado en Occidente, desde donde se ha extrapolado al resto del orbe, es uno de los pilares sobre el que se asienta la sociedad productivista. La destrucción de nuestra Madre Tierra, el caso omiso a los derechos humanos más esenciales y el ir contra toda lógica natural están justificados por la rentabilidad económica. Uno de los casos más emblemáticos es el de las “vacas locas”. Los fabricantes de piensos y los políticos (los pequeños ganaderos, no: han sido las víctimas, y no los verdugos...) sabían perfectamente que era completamente aberrante alimentar a rumiantes herbívoros con piensos cárnicos. Pero miraron hacia otro lado, desde un principio, cuando los diferentes grupos de presión pusieron objeciones morales. Ni siquiera la posibilidad de la transmisión de enfermedades a humanos les pareció una buena excusa para optar por piensos vegetales, al menos hasta que no hubiera pruebas alarmantes de contagios. Era todo una cuestión de costes. Es más, un informe de la Dirección General de Ganadería ha puesto de manifiesto que en 1998, con los piensos prohibidos, multitud de análisis demostraban que los piensos cárnicos seguían utilizándose. La Administración y las empresas fabricantes continuaron con una práctica prohibida desde 19947. Joaquín Albaicín, novelista y ensayista, ha escrito: “Ya desde el punto de vista simplemente material, la situación de alarma planetaria a que ha conducido a la Tierra la política de expolio sistemático ejecutada por este tipo de hombre que nunca escarmienta (el occidental moderno) habla por sí sola acerca de su catadura moral”8. Podemos construir satélites que pueden medir el grado de deshielo de los polos, peros somos incapaces de tomar las medidas para evitar los problemas que crean el efecto invernadero. 
5. JERARQUÍA
Todo está jerarquizado. Al estilo militar. Siempre hay alguien que está por encima y alguien que está por debajo en las empresas, en las instituciones e, incluso, en las familias. En toda la sociedad. Y en la vida. El ser humano se ha arrogado un puesto de privilegio por encima de la Naturaleza. El hombre se ha colocado sobre la mujer. Y el hombre blanco se ha situado a sí mismo por encima de los demás pueblos del planeta. Nos encontramos, pues, ante una pirámide de violencia física, emocional, informativa, legislativa... Este sistema económico busca, a través de la clonación cultural mundial, el monomercado internacional del patriarcado occidental. El neoliberalismo no repara en los perdedores, sean niños, árboles, ballenas, negros o mujeres occidentales (también los hombres occidentales, cada vez más, padecen las consecuencias del devastador sistema: el aumento escandaloso de las tasas de cáncer de próstata y de testículo es un buen ejemplo, tal como se comprueba al leer Nuestro futuro robado –T. Colborn, D. Dumanoski, J. P. Myers. EcoEspaña–). La jerarquía ha convertido la Justicia en una entelequia. La justicia social, mundial, ambiental... no existe. En Estados Unidos, la justicia ambiental incluye el racismo ambiental. Actividades rechazadas en otros lugares son ubicadas en barrios donde viven negros, pobres o comunidades indígenas9. Pero lo cierto es que la compañía estadounidense Delta & Pine vertió en diciembre de 1988, en un solar de Rincón-I (Paraguay), 660 toneladas de semillas tóxicas. Las consecuencias han sido terribles para la población y el medio del área, pero nadie se ha responsabilizado por ello10. Hay infinitos casos similares. Léase, en España, el caso de Bolidén en Aznalcóllar.
6. MERCADO, MERCADO, MERCADO
El neoliberalismo planetario funciona con planteamientos económicos sólo basados en cifras: mercado, mercado, mercado: una consideración reduccionista de la realidad gaiana. En ese código inaudito no son admitidas otras consideraciones. Pongamos, por ejemplo, un bosque amazónico. Para una empresa maderera transnacional, miles de hectáreas vírgenes son sólo costes, ventas, números... Los sistemas económicos, espirituales y sociales de las poblaciones indígenas vernáculas no cuentan. Tampoco cuenta el daño al ecosistema. Y, por supuesto, si el mundo se queda sin oxígeno... eso no es problema suyo... Los bosques son vida. Cualquier cosa que atente contra ellos es destructora. La explotación y la tala de bosques naturales están destruyendo el medio ambiente y el modo de vida de decenas de miles de indígenas11. Otro caso: “Los proyectos de construcción de megapresas (Valle de Narmada, India, por ejemplo) constituyen en muchos países del Sur una de las estrategias concebidas para emplear los servicios de la Naturaleza en servicio del desarrollo industrial moderno”12 y, por tanto, para aumentar las cifras de las cuentas de las grandes empresas, en detrimento de la Madre Tierra y de los pobladores de esas zonas (échese, también, un vistazo a los postulados del PHN. Plan Hidrológico Nacional, en la época de Aznar). Pero, en el patriarcado occidental tecnológico, el cáncer se mata a sí mismo: proveedores, clientes, trabajadores e, incluso, directivos de las corporaciones e instituciones corruptas del sistema... también son sólo cifras y, además, comen y respiran basura, por lo que también sufren las enfermedades que contribuyen a crear. El abaratamiento del despido, la precariedad laboral y la falta de futuro (emblemáticas son, en este sentido, las perspectivas en lo que hace referencia a la Seguridad Social en España) son definitorias. Y no hablemos ya de recortes, privatizaciones, etc.
7. DESHUMANIZACIÓN/HOMOGENEIZACIÓN
La ciencia y la tecnología, hoy, no están al servicio de la Humanidad, sino al de las grandes corporaciones globales. Los axiomas del mundo tecnológico y el tipo de sociedad que crean contribuyen a deshumanizar la vida: no interesan los ciudadanos, sólo los consumidores. Los métodos de producción agrícola y ganadera, absolutamente brutales, son un ataque continuo a la vida y a la lógica natural. Los medios (sobre todo, los audiovisuales), la publicidad, la sociedad del ocio y la monocultura anglo han creado un hombre transformado en un mero espectador de su propia existencia. Las multinacionales, además de vender productos, difunden estilos de vida para despachar más partidas. Publicitarios sin escrúpulos son hoy los nuevos popes del orbe: “No hay equipo de sociólogos capaz de rivalizar con los equipos de publicidad en la búsqueda y la utilización de elementos sociales susceptibles de explotación. Los publicitarios se gastan cada año miles de millones de dólares en la investigación, y el examen de las reacciones del público hacia su producción constituye una extraordinaria acumulación de datos sobre la experiencia y los sentimientos comunes de toda la sociedad”13. Hace tiempo, un directivo de Galletas Ritz dijo: “Algún día, todos los ciudadanos del planeta consumirán galletas Ritz como beben Coca-Cola o se lavan los dientes con Colgate”. Se trata, pues, de erradicar aquellos estilos de vida, culturas, religiones, sistemas políticos y filosóficos que representen algún tipo de amenaza para la sociedad de consumo. Hoy, para ello se utiliza el imperialismo cultural pero, cuando falla, también sirven las armas, léase la OTAN/EE.UU.14: la nueva policía internacional del nuevo orden: Irak, Bahía de Cochinos, los Balcanes, Plan Colombia, Afganistán, Libia... Otro dato: las guerras pertenecen hoy a la lucha por los recursos limitados en un mundo finito. No hay conflictos religiosos, sino estrategias de geopolítica internacional subliminal.
8. TEC-NO-LOGÍA
El mayor enemigo del futuro es la tecnología. La tecnología es la ausencia absoluta de lógica. Evidentemente, la maldad no es algo nuevo. Sin embargo, nunca hasta hace poco el hombre había sido capaz de destruir el planeta o grandes extensiones de él de una sola maniobra. La tecnología aplicada a la industria química, a la energía nuclear, la tecnología como responsable del cambio climático... es, asimismo, la creadora de un problema nuevo en la historia de la Humanidad: la destrucción intergeneracional: las enfermedades creadas por la industria nuclear o química van pasando de generación en generación, son mutágenas. La tecnología, además, efectúa labores de vigilancia al servicio del nuevo orden económico transnacional. Los bancos, las grandes transnacionales, los estados y los ejércitos de este sistema opuesto absolutamente al entorno natural son los grandes beneficiarios de los avances tecnológicos15. Las computadoras y la tecnociencia son, además, sus cómplices: las armas de ese enorme pie que nos aplasta cada día. La biotecnología y la nanotecnología replicante no son amenazas futuras, sino verdaderos problemas actuales: defienden un mundo feliz para los habitantes del planeta, pero esconden la investigación hegemónica en materia militar de los dirigentes del mundo. Y, por si fuera poco, generan miseria y desolación: “Dada la preponderancia tecnológica e industrial de los países de la OCDE (...) existe la fuerte evidencia de que los países en desarrollo, particularmente aquellos que están seriamente involucrados en la agricultura, soportarán el máximo impacto del mercado por largo tiempo”16 por la utilización de transgénicos en la agricultura.
9. EXPOSICIÓN MEDIÁTICA
La gran farsa democrática es el quid de la cuestión. La democracia es el emblema de un sistema económico cimentado sobre cientos de mitos fatuos y falsedades crueles. La democracia no es, hoy, el gobierno del pueblo, sino su losa. Los gobiernos actúan más en consonancia con los intereses de las grandes corporaciones que con los de los ciudadanos. Los medios de “desinformación” audiovisuales realizan una tremenda tarea de homogeneización social, de la que hablábamos anteriormente. Sin embargo, más peligrosa todavía es su labor “caleidoscópica”. En efecto, los media actúan como píldoras de LSD: son potentes alucinógenos que ahuyentan a los ciudadanos de la realidad social en que viven para mantenerlos “dopados”. La libertad de expresión es otra mentira. La única real libertad de expresión que existe en la sociedad tecnológica es la libertad de expresión de los ricos y poderosos, que son los únicos que pueden utilizar los medios para llegar a las masas. Estamos expuestos, a través de la alimentación, del agua y de las partículas aéreas, a todo tipo de contaminantes. Pero tal vez conviene reconocer que la más peligrosa de todas ellas es la exposición a los medios informativos controlados por los gobiernos corruptos y por las empresas que, con su publicidad engañosa, tienen secuestrada nuestra libertad. Ignacio Ramonet, en su La golosina visual, cita a Ernst Dichter: “El objetivo de la publicidad es fabricar mentes”. ¿Sólo de la publicidad? La televisión es, en sí misma, un invento creado por el neoliberalismo no para construir mentes, sino para destruirlas. Pero, ojo: la “civilización adormecida” crea monstruos: “Antes la barbarie que el aburrimiento”, pedía Théophile Gautier. “La barbarie vino del corazón de Europa”17, dice Racionero. El europeo/el hombre blanco creen obstinadamente que lo propio es lo mejor (cosa fácilmente descartable, en cuanto se conoce algo de otras culturas del mundo). Pero el hombre democrático, con su voto aséptico cada cuatro años, está decidido a seguir viendo “estupendos” espectáculos televisivos, como el de los bombardeos sobre Irak o Libia, que, según las estadísticas, alcanzaron cifras récord de audiencia: un gran negocio.
10. EL VÉRTIGO/LA RAPIDEZ
Uno de los mayores peligros para la vida futura es la rapidez. El neoliberalismo transnacional está perdiendo la capacidad de tomar decisiones. El vértigo de las telecomunicaciones está dejando en las computadoras la responsabilidad económica y, también, la militar. “Cuando el ejército enemigo se reduce a señales en una pantalla de vídeo, que es imposible verificar mediante la observación, es mucho mayor la posibilidad de error. En un periodo de 18 meses, las fuerzas estratégicas estadounidenses recibieron 151 ‘alarmas falsas’, cinco de ellas tan graves como para poner al ejército en situación de alerta”18. La situación de alerta puede provocar un desastre nuclear en el planeta cuando, por una concentración de decisiones y poder militar en potentes ordenadores, se desencadenaría una fase hiperbólica de destrucción internacional en base al sistema de “respuesta automática”, incluso si la alarma estuviera provocada, como se ha dado ya el caso, por “bandadas de pájaros”. En la Naturaleza, todo es lento. Nuestros organismos están adaptados para vivir a ese ritmo. Pero los media nos acechan cada día con tecnoutopías: son falsas. La tecnología falla y eso causa desastres tremendos: Chernobyl, Three Mile Island, Seveso, Bophal, Fukushima... Cuanto más rápida es la máquina, menor es la capacidad de respuesta ante los hipotéticos fallos. La rapidez crea cautiverio: “Durante el periodo tecnológico, la mente humana se ha encerrado en los confines más limitados que haya podido conocer desde que la conciencia emergió de su fase paleolítica. Hasta las tribus más primitivas tienen una visión más amplia del universo, de cuál es nuestro lugar y nuestra función en él, una visión que abarca las regiones celestes del espacio y las profundidades interiores de lo humano de forma que supera con mucho los parámetros de nuestro mundo de confinamiento tecnológico”19.
Pedro Burruezo
Notas1 Forbes Magazine 1997/Informe sobre Desarrollo Humano 1998 del PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo).2 Informe sobre Desarrollo Humano 1998 del PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo).3 Jean Ziegler, en su El hambre en el mundo explicada a mi hijo (Muchnik. 2000), cita a Ignacio Ramonet (Le Monde Diplomatique. Enero de 1999).4 Informe sobre Desarrollo Humano 1998 del PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo).5 Goldsmith, Edward. El Tao de la ecología. Icaria. 1999.6 Citado en Signes Vitals 2000. Worldwatch Institute.7 Información publicada en ABC. 9-3-2001. M. Núñez/M. Oliver. Pp. 36.8 Albaicín, Joaquín. El Príncipe que ha de venir. Muchnick Editores. 1999.9 Bigues, Jordi/Manzini, Ezio. Ecología y democracia. Icaria. 2000.10 Amorín, Carlos. Las semillas de la muerte. Los Libros de la Catarata. 2000. 11 2000. Recursos Mundiales. EcoEspaña Editorial. Pp. 209. 12 Mies, Maria/Shiva, Vandana. La praxis del ecofeminismo. Icaria. 1998.13 Marshall McLuhan. La comprensión de los medios como las extensiones del hombre.Editorial Diana, SA. México DF. 1972.14 Oliveres, Arcadi. Conferencia del autor moderada por el firmante en BioCultura Madrid. 2000.15 Mander, Jerry. En ausencia de lo sagrado. José J. de Olañeta. Editor. 199616 OCDE. Biotechnology: Economic and Wider Impacts. OCED, París. 1989.17 Racionero, Luis. El progreso decadente. Espasa. 2000.18 Mander, Jerry. En ausencia de lo sagrado. José J. de Olañeta. Editor. 199619 Berry, Thomas. The Dream of the Earth. .Sierra Club Books. EE.UU. 1990.

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