Los tomates de Montserrat o tomates de rosa se caracterizan por el gran espacio que ofrecen en su interior, son los tomates ideales para hacerlos rellenos. El tomate de Montserrat tiene una piel muy consistente y su color muestra distintas tonalidades que van desde el verde, pasando por el rosado y llegando hasta el color rojo, siempre dependiendo del estado de maduración.
Como decíamos, los tomates de Montserrat no tienen mucha pulpa, otro aspecto que también los identifica, son las ondulaciones redondeadas que le dan forma, dándole un aspecto semejante al de una pequeña calabaza, pero cuando lo cortas, se podría decir que se asemeja a una rosa.
A pesar de ser una variedad muy gustosa, dulce y refrescante, como ha ocurrido con muchos alimentos, la industrialización ha estado a punto de condenarla al olvido. Antaño, el denominado tomate de rosa, se cultivaba principalmente en las comarcas interiores de Cataluña, sobre todo en la región del Vallés, pero poco a poco, nuevas variedades de tomate se introducían en las zonas de cultivo del tomate de Montserrat, ya que resultaban mucho más comerciales y productivas.
Los tomates de Montserrat estuvieron a punto de desaparecer, algo similar a lo que le ocurrió a la patata copo de nieve, una patata que estuvo a punto de desaparecer ante el acoso de las nuevas variedades de mayor valor industrial.
La producción del tomate de Montserrat llegó a estar realmente reducida, sólo unos pocos agricultores lo cultivaban y muchos para consumo personal. Hace tres décadas comenzó un trabajo de recuperación y promoción de las grandes cualidades organolépticas que ofrece esta variedad de tomate, y actualmente vuelve a producirse con gran pasión en muchas comarcas catalanas.
Ahora, los tomates de Montserrat están recibiendo el reconocimiento que merecen, son un
producto gourmet, para muchos igual de buenos que los kumato o los raf auténticos, o más.
Si tienes oportunidad, introdúcelos en tu dieta
Molt interessant l'article, moltes gràcies !
ResponderEliminar